Fishinglab: El restaurante que tienes que visitar antes de irte.

En la semana tuve la «suerte» de poder conseguir una mesa en este asombroso restaurante que apenas abre sus puertas a los florentinos. Mi visita a Fishinglab, sólo tres días depués de su apertura, fue una de las mejores experiencias culinarias en la ciudad que he tenido desde la primera vez que fue a Il Gesto. Justamente por eso no te puedes ir de la ciudad sin haber probado este pequeño, pero elegante, local a sólo unos pasos de Piazza Signoria.

Primero tengo que empezar la historia diciendo algunas de las cosas que hice ese fin sábado. Toda la semana estuvo lloviendo y fue inevitable pensar que la cruel realidad de la Toscana es que siempre esta lloviendo. Sin embargo mi novio y yo habiamos comprado una canasta de picnic en Tiger una semana antes y no podíamos esperar para poder probarla. El plan original era ir a Borgo a Mozzano y hacer un picnic ahí, pero a falta de organización y teniendo el clima en nuestra contra, optamos por visitar el parque de Cascine en Florencia. Después de vivir 3 años aquí, era la primera vez que me atrevía a ir a aquel parque pues resulta que sin la necesidad de tener una bicicleta y no teniendo muchos amigos por esa area, es muy raro tener una excusa para ir.

Preparamos una pasta en salsa de vino blanco con hongos y pancetta, empacamos frutas y nos hicimos un té frío de jazmín con tapioca y nos la pasámos excelente en el parque…hasta que empezó a llover. Afortunadamente llegamos de nuevo al centro de la ciudad antes de que la lluvia se volviera más fuerte y decidimos pasar la tarde con unas margartias y chupitos con nuestra amiga Daniela en el Margaritaio (que tiene, convenientemente, una happy hour de 5p.m a 8p.m que ayuda al bolsillo de los estudiantes.)

Al salir del local nos dimos cuenta de que habían cambiado un restaurante en la calle y lo habían sustituido por un restaurante que se veía demasiado elegante como para ser lo que predicaba: un local de streetfood. Cuando nos acercamos a ver los precios nos dimos cuenta que por lo menos los precios estaban muy acordes a lo que se supone el local vendía, que era streetfood de peces y mariscos. No se si fue el efecto de las margaritas ó el hecho de que estabamos muy de buenas ese nublado sábado pero, a pesar de no tener mucha hambre, entramos al restaurante. Eran las 7 y no cabía un alma, nos ofrecieron los únicos 2 asientos en la barra y aceptamos. El servicio, veloz, eficaz y sobretodo muy amable fue lo que nos ánimo a pecar de gula y ordenar muchas cosas a la mesa. Y a pesar de todo lo que ordenamos, 3 entradas y dos platos fuertes (bastante llenadores) fueron sólo 28 euros.

La comida estuvo estupenda, el mejor lugar para comer alimentos del mar en la ciudad hasta ahora, eso es seguro! El staff del restaurante cuenta con audifonos para comunicarse con el staff de cocina y por lo tanto hay una excelente relación entre cocina, comedor y comensal (que quienes vivan en Italia apreciarán ya que el buen servicio es raro) y asombrosamente no cobraron copperto (es la manera de cobrar por el servicio del restaurante, dependiendo de la calidad del local este varia de 1 a 5 euros por persona.)

Lo que más disfruté de nuestra visita ahí fue el entusiasmo del staff cuando dije que eramos unos «foodies» apasionados por los blogs de comida y cocinar. Nos recibieron muy bien, nos ofrecieron un gin de sabores «toscanos» de parte de la casa y nos deleitaron con sus platillos. Tengo que admitir que todo me convenció a hacerles una entrada e intentar convencer a todos por ir, porque realmente vale la pena (si van no olviden pedir el crudo de gamberi que está para chuparse los dedos.)